¿Quién no se acuerda de la primera vez que vio la escena de aquel niño jugando a la X-Box con un amigo sentados en un sofá blanco? ¿Quién no recuerda la primera vez que vio aquella sonrisa dibujada en la cara de aquel niño sabiendo que sería uno de los motivos por el cual se levantaría cada mañana? ¿Quién no recuerda la sensación tan preciosa que nos provocó el sonido de la voz de aquel niño cantando el "aye, aye"?
Justin Bieber... El nombre que se nos quedó grabado en la mente y que ahí perdura hasta el día de hoy.
Hace ya dos años desde que ha ido creciendo poco a poco (o quizás no tan poco a poco) y abriéndose camino en el mundo complejo de la música. Hace ya dos años que nos envuelve con las letras de sus canciones y nos mece con sus melodías. Hace ya dos años que esta gran estrella dejó ver al mundo su talento, dejó ver lo grande que era y que podía llegar a ser.
Quizás muchos pensaban que su fama no duraría más de algunos meses, que no sería más que el típico niño con una cara bonita que gusta durante un tiempo y luego desaparece; y aún existen ingenuos que siguen esperando el momento en el que se derrumbe, caiga o le hagan caer.
Inocentes... Lo que no saben es que TODOS NOSOTROS estamos detrás, y que ninguno vamos a dejar que caiga, al contrario, lo seguiremos elevando hasta lo más alto, y le mantendremos allí con la seguridad de que si algún día alguien le empuja, allí estaremos con los brazos extendidos amortiguando la caída y volviendo le a levantar.
Dos años llenos de recuerdos y de anécdotas, dos años llenos de sentimientos...
Dos años unidos gracias a él.
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